Por:
Anelio Merry López
Hablar del medio ambiente, ecología o en la misma biodiversidad para el
pueblo kuna, es hablar de Uago, Kubiler, Uagibler y Masardummi.
Personajes que pertenecen a la sabiduría y la memoria histórica
de nuestro pueblo relacionado con el cuidado, conservación y
defensa de la madre naturaleza que constituye uno de los
elementos fundamentales de la cosmovisión de nuestro pueblo.
Uago, habló sobre el amor y cuidado que debemos de ofrecer a todo lo que
existe en esta tierra que creó Pab Dummad (Gran Padre) Uago
cantaba: “Yo soy el hermano de las flores. Mi hermana la brisa
me abanica”1.
Así cantaba Uago, a las estrellas, a las aguas, a los árboles
y a todas las especies.
Mientras que Kubiler, considerado como Sapinele (el sabio de los árboles)
en sus enseñanzas, profundiza las relaciones del hombre con los
árboles, las plantas, su lenguaje, su organización, sus
sentidos y necesidades. Es decir, nos habló sobre el manto que
cubre a la Madre Tierra, con todo lo que convive en ella.
Por su parte el Gran Nele (sabio) Uagibler, legó sus conocimientos sobre
el comportamiento, la organización y el lenguaje de las aves,
sus relaciones con otros componentes del universo. Finalmente el
Nele Masardummi, profundizó sus conocimientos sobre la creación
del universo, el origen de la Madre Tierra, sus relaciones con
Paba y Nana, o sea el Gran Padre y la Gran Madre y su equilibrio
entre todos los elementos que compone la vida.
De esta manera para el kuna nada en este mundo existe de forma aislada,
independiente, sino que todo se interrelaciona y se mueve
entorno a la Madre Tierra. Se concibe que todo es integral,
existe el espíritu y el sentimiento de la reciprocidad. Las
plantas, los animales, es decir, toda la biodiversidad es
producto de un mismo origen, pero de diversas tinajas, dicen
nuestros ancianos, en ese orden se habla de la fraternidad cósmica.
- “No hemos venido solos. Hemos salido una multitud hermosa de la
madre, de la gran Madre Tierra”, decía el gran Nele Uagibler.
“Tanto los animales alados como aquellos que se arrastran, los
que usan la cabeza para apoyarse, todos ellos, y nosotros
estamos jalando las tetas de la gran madre”2,
así enseñaban nuestros ancianos.
En
ese sentido, el principio de la simbiosis entre el hombre y su
entorno ha sido y siendo la base en que se fundamenta el
equilibrio y la armonía entre todas las especies del universo.
El kuna concibe que nada ni nadie es superior a otro. Cada ser o
especie tiene una función específica que cumplir para la
continuidad de la vida dentro de un marco de respeto y
tolerancia.
Sin
lugar a dudas, la sabiduría kuna, sobre la biodiversidad, los
recursos naturales es rica, amplia y profundo. En ese punto Nele
Uagibler advertía que, “Nosotros vamos tomados de la mano con
todos ellos, es decir, de los animales, las plantas para dejar
nuestros huesos en el regazo de esa Madre Tierra. Y a pesar de
contar con alas- decía Uaglibler refiriéndose a las aves- le
resulta imposible dejar la vasta tierra por más que
quisieran”3.
Conocimientos
que aún hoy, a pesar de las grandes influencias del hombre
contemporáneo con su visión individualista y destructiva con
respecto a los recursos naturales no ha perdido su valor. Si
bien es cierto, que estos conocimientos milenarios han venido
sufriendo cambios, muchos de los cuales en evidente deterioro y
disminución, no obstante, aún en muchos aspectos se mantienen
siendo el norte de sus proyecciones y esperanzas para un futuro
armonizado y sostenible.
Según
la cultura kuna, el amor, la defensa y la protección de los
recursos naturales con la toda biodiversidad son sentimientos
inherentes que se condicionan en sapibenega.
Sapibenega, el término kuna, que se refiere al lugar donde se
preparan, se instruyen a todos los seres, antes llegar a la vida
terrenal. Allí en ese sitio Nele Kubiler, por su parte,
descubrió la presencia de Dada Olobendakaliler, padre de los árboles,
quien transmitió los misterios y secretos de las plantas, árboles
y arbustos.
Nele
Kubiler decía: “Los árboles, las plantas, los arbustos nos
protegen, nos ayudan a vivir, son nuestros hermanos. Las plantas
son mujeres que adornan la Madre Tierra. Por eso todo florece,
toda da fruto, todo crece”4.
En otras palabras, desde el principio de la creación a todas
las especies, sin excepción alguna, se le encomendó la
maravillosa misión de conservar, de proteger, producir,
defender y amar a la Madre Tierra, de tal manera que permita
seguir ofreciendo sus frutos de generación en generación. Por
eso nuestros ancianos dicen:
“bela immar unar bukua”, (todas las cosas están
instruidas, orientadas) es decir, según la cultura kuna tanto
el hombre como los animales, las plantas, los palos, las rocas,
el río, el mar, los vientos, los remolinos, hasta los más
insignificantes insectos, están instruidos, orientados por el
espíritu de Baba del Gran Padre, en su misión de responder a
las necesidades de la Madre Tierra. Pues en la creencia kuna
todas las cosas tienen burba,
espíritu y vida.
El
conocimiento del pueblo kuna, descansa en un respeto
reverencial, espiritual hacia la diversidad biológica, que es
sentida, palpable y constante a través de su memoria histórica:
“Las plantas, los arbustos, todos los vegetales respiran,
comen, sudan, sufren como los hombres. Sorben como nosotros el
frescor de la leche que nos ofrece la Madre Tierra. El río del
que bebemos es el mismo río del que beben las plantas, los árboles”.
Y en la medida que “sepamos cuidar de ellos, ellos sabrán
cuidarnos también. Cuando sepamos respetarlos, ellos sabrán
respetarnos”5,
dicen nuestros ancianos.
Por
eso cada mañana al salir el sol un anciano kuna con una canasta
a cuestas recorrerá sendos parajes y caminos colmados de
flores, árboles y arbustos, y en cada hoja o un trozo del árbol
encontrará una esperanza, una sonrisa para el hermano dolido.
En una señal innata de reverencia levantará su voz invocando a
su creador y al espíritu del hermano para pedir su asistencia.
Y en lo más profundo de su corazón sabrá que una comunicación
mágica se desencadenará para responder a su llamado,
cumpliendo así los designios del Gran Padre, encomendado desde Sapibenega.
En ese sentido, el árbol y las demás especies comparten los
beneficios que ofrece la gran Madre Tierra.
Conocimiento
Kuna en los umbrales del Siglo 21
La
cultura kuna, su sabiduría, su religiosidad y su espiritualidad
están íntimamente relacionadas o ligadas con el respeto, la
tolerancia, la convivencia armónica y simbiótica del hombre
hacia la naturaleza o lo que nosotros conocemos como la Madre
Tierra. Cualidades y principios en que se ha destacado su
cosmovisión a lo largo y ancho de la historia, pero hoy en los
umbrales de un nuevo milenio, donde la influencia externa con su
fuerza arrolladora sigue invadiendo e imponiéndose al mismo
tiempo en la concepción de nuestros pueblos.
Se
han registrado cambios dramáticos en ese sentido, la sabiduría
preservado por miles de años, por cierto, ha ido decayendo y
quedándose muchos en el olvido. De esta manera varios de estos
valores ya no son practicados en la cotidianidad. Los ancianos
depositarios de los conocimientos, de la sabiduría milenaria,
igualmente lo han ido arrastrando hacia sus tumbas, frente la
mirada indiferente de una generación que le han negado valorar
lo propio, lo suyo, su identidad.
De
tal manera, que a lo largo de la historia esta realidad ha ido
incidiendo enormemente, pero de forma fatal en la creencia kuna,
del indígena sobre la naturaleza y la biodiversidad. La ambición
desmedida del hombre contemporáneo hacia los recursos
naturales, sin duda hoy viene arrastrando hacia una crisis ecológica
y ambiental, y lo que supone una conquista gloriosa del hombre
sobre la naturaleza podría llegar a ser una pesadilla de
grandes proporciones. Con ello, se rompe el cordón umbilical
entre el hombre, la Madre Tierra y el Universo.
Las míticas cadenas en que se ha unido el kuna desde su
existencia con su entorno, con los recursos naturales se han
debilitado, y muchos de aquellos valores con suma dificultad lo
han preservado hasta ahora, siendo parte integral de este
universo.
No
obstante, a pesar de todo, el mundo de hoy ofrece muchas
facilidades para su difusión y desarrollo, tal como lo
encontramos en los medios de comunicación social, medios con
los cuales el pueblo kuna no ha contado realmente. Si bien es
cierto, que el kuna, cuenta con las formas y métodos
tradicionales tan particulares de enseñar, transmitir y
difundir los conocimientos a su generación. Aquellas formas
tradicionales que aún se practican, donde su importancia reside
en el contacto personal, humano, y de convivencia social. Pero,
no es menos cierto, que los recursos actuales del mundo moderno
constituyan canales adecuados y viables que puedan conducir para
despertar la conciencia, no sólo de nuestra propia gente, sino
como también de otros sectores de la sociedad mundial y que a
su vez permita el reconocimiento de la sabiduría kuna, no sólo
con respecto a la biodiversidad, sino otros conocimientos con
que cuenta, porque el kuna tiene mucho en que aportar a la
humanidad. Tomando en cuenta una sociedad que no ha podido
entender en su justa dimensión lo que significa para el pueblo
kuna, en este caso, la naturaleza, la biodiversidad que lo
encierra en un sólo término tan subjetivo: la Madre Tierra. La
madre como fuente de vida, la base de la existencia social y
cultural de sus pueblos.
Entonces,
la prensa escrita, la radio, revistas y folletos entre otros
medios, hasta ahora han constituido medios complementarios para
canalizar algunos conocimientos, costumbres y tradiciones de
nuestro pueblo. En
ese sentido, ha habido varios esfuerzos, tal como viene
desarrollando hace algunos años el Instituto de Investigaciones
Koskun Kalu() del Congreso General de la
Cultura Kuna, que a través de su Revista cultural llamado
“Onmaked” ha procurado llegar a la población. Desde su
publicación se ha procurado investigar y recoger conocimientos
o temas poco tratados de la cultura kuna. En una forma de
rescatar valores que cada día parece estar en franco deterioro.
En
cuando a la radio específicamente, si bien cierto, que los
kunas desde hace un buen tiempo, han estado participando en
estos medios, que por su naturaleza tiene una cobertura como
ningún otro medio, pero poco se ha aprovechado hasta ahora para
la difusión de los valores kunas. No porque, no se haya querido
realizar, sino que existe una realidad insoslayable que las
emisoras en su mayoría son de tipo comercial. Y como tales,
tiene un costo económico muy elevado para los pueblos indígenas
que no cuentan con los recursos económicos para mantener un
programa de esta naturaleza. Mucho menos van a tener en estos
momentos, un programa televisivo netamente kuna o indígena, tal
como hemos conocido hace algunos días de los hermanos indígenas
de Canadá.
No
obstante, hasta el momento se ha logrado pequeños esfuerzos en
la difusión y divulgación a través de la radio, la revista,
libros y folletos En ese punto las perspectivas son enormes,
porque estamos convencidos, que estos medios nos pueden servir
para una mayor divulgación de muchos valores nuestros y que
constituya como un aporte a la sociedad mundial en la lucha por
mantener un planeta armonizado donde podamos compartir nuestra
existencia en un ambiente, no sólo libre de contaminación,
sino entre un espíritu de hermandad, teniendo en cuenta que
somos de un mismo origen pero de diversas tinajas, como dicen
nuestros ancianos. Por cierto, la tecnología de hoy nos sigue
ofreciendo y poniendo en nuestras manos otros medios quizás más
ágiles, instantáneas y efectivas como ha venido constituyendo
el Internet, correo electrónico entre otros medios
audiovisuales, en los cuales encontramos nuevas perspectivas
para el desarrollo, divulgación y promoción de nuestra
cultura. Existen algunos esfuerzos orientados en su
aprovechamiento, pero no tan consistentes hasta ahora.
No
obstante, estamos conscientes que estos medios, nunca podrá
sustituir la forma de nuestra comunicación tradicional, porque
más allá de una comunicación, la comunicación de nuestro
pueblo nace y se desenvuelve entre calor humano y de convivencia
social que viene y va confirmando y fortaleciendo nuestra
identidad cultural como pueblos.
En
ese orden, para concluir, la lucha de nuestros pueblos en la
defensa de los recursos naturales, la biodiversidad está ligada
implícitamente en la lucha por su subsistencia y que traduce a
su vez en la lucha por su supervivencia cultural.
|