Artículo
tomado del Diaro La Jornada de México D.F. Viernes 19 de
diciembre de 2003. Tema relacionado con el encuentro de
evaluación del Proyecto de Investigación de autonomía
realizado en Bruselas, Bélgica. Del cual el Instituto de
Investigaciones Koskun Kalu forma parte, y estuvo representado
por su Coordinador Artinelio Hernández e Irik Limnio.
Gilberto López
y Rivas
En
la sede del Parlamento Europeo en Bruselas, los investigadores
del proyecto Autonomía multicultural: una condición
indispensable para el desarrollo sustentable acabamos de
presentar al público los resultados preliminares de dos años
de trabajo en seis países de América Latina: México,
Nicaragua, Panamá, Ecuador, Bolivia y Brasil.
La
investigación eurolatinoamericana, coordinada por el organismo
austriaco Ludwig Boltzmann Institute for Contemporary Research
on Latin America, constituye un esfuerzo colectivo por descubrir
los mecanismos y las características de la autonomía de los
pueblos indios, tanto teóricamente como a partir de la
perspectiva de los propios actores. Algunos de los
investigadores son miembros de los grupos estudiados, como en el
caso de los kunas de Panamá, o están comprometidos con las
causas indígenas más allá del interés estrictamente académico.
En
la conferencia -convocada también por el Centro Tricontinental,
Lovaina-la-Nueva y la diputada europea María Luisa Bergaz
Conesa- se expusieron algunos de los planteamientos básicos que
guían el trabajo de investigación a partir del concepto de
autonomía, que se concibe, desde la experiencia
latinoamericana, como un proceso de resistencia mediante el cual
pueblos o etnias soterradas y negadas recuperan o fortalecen su
identidad a través de la reivindicación de su cultura, el
ejercicio de derechos colectivos y el establecimiento de
estructuras político-administrativas con diversas competencias,
ámbitos o niveles de aplicación y una base material propia.
Sin embargo, las reivindicaciones de autonomía van desde el
ejercicio de derechos y protección del territorio hasta las
transformaciones profundas del Estado y la sociedad actuales.
Los
fenómenos autonómicos deben observarse de manera integral,
esto es, en todas sus dimensiones políticas, económicas,
sociales y culturales, y que al ser la autonomía algo más que
ley, el marco jurídico constitucional de los estados es punto
de partida, no de llegada.
Las
autonomías constituyen también procesos permanentes de
negociación y de aprendizaje de largo plazo, en los que la
garantía de continuidad y desarrollo es la construcción del
sujeto autonómico, la existencia de un interlocutor valido.
Ante
la falta de voluntad política de los estados y los grupos de
poder económico, los sujetos autonómicos los emplazan a
negociar, a través de luchas y movilizaciones, sobre los términos
de su relación con los pueblos indios. Por ello se afirma que
la autonomía no se concede, se conquista. Estos sujetos autonómicos,
en su expresión orgánica, revisten heterogéneas
representaciones (el Sindicato en Bolivia, la Conaie en Ecuador,
el EZLN en México, el Congreso Kuna en Panamá).
Las
autonomías posibilitan a grupos autodeterminados desarrollar y
promover formas tradicionales de convivencia política con otros
actores de las sociedades nacionales y una relación armónica
con la naturaleza. En ese sentido, en la medida en que la
conformación del sujeto autonómico conlleve transformaciones
democratizadoras en su interior, el movimiento autonómico
fortalece su representatividad y consenso.
Otra
de las tesis expuestas es que las autonomías reafirman las
identidades étnicas y nacionales complementariamente y
coadyuvan a la reforma democrática del Estado sin romper su
unidad, siendo además caminos de pacificación en los casos de
conflictos armados una vez que los estados aceptan transitar
hacia las autonomías. De aquí que se concluya también que la
autonomía crea un grado más alto de participación política
dentro de los contextos nacionales e institucionales.
Se
considera que los obstáculos para la consolidación de las
autonomías son el militarismo y la doctrina de seguridad
nacional, la exclusión y el racismo, las condiciones de
empobrecimiento extremo, los planes de ajuste estructural y los
proyectos neoliberales que buscan apoderarse de los recursos
naturales de los pueblos indígenas. Se demuestra con casos
específicos, como el de Brasil, que la autonomía
territorializada de estos pueblos es una condición
imprescindible para el manejo inteligente y sustentable de la
biodiversidad.
Además
se analizó la cooperación internacional hacia los pueblos indígenas,
particularmente la que se origina en la Unión Europea, expresándose
que existe una brecha entre los conceptos y su puesta en práctica.
Esta cooperación enfatiza el combate a la pobreza y la
modernización del Estado y no se toman en cuenta maneras,
formas de vida y desarrollo de los propios pueblos. Asimismo,
frente a los planes de descentralización de los Estados,
orientados básicamente a la municipalización, no se incluyen
los distintos niveles y formas de articulación política de los
indígenas en los ámbitos regionales y locales.
Como
se observa, el proyecto en su próxima etapa de publicación y
difusión de resultados ofrecerá una visión comparativa de los
procesos autonómicos en América Latina que, en contraste con
los de otras latitudes, se fundamentan en una perspectiva
incluyente, plural y democratizadora.
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